Una ensalada puede ser un primer plato fácil, aunque de cara a facilitarnos la organización de los menús nos resulta más cómodo plantearla como plato único completo, saciante y nutritivo. Hay muchas maneras de formar una ensalada que no nos deje con hambre ni tampoco esté cargada en exceso; en el equilibrio está la clave. Lo que nunca debe faltar es una buena porción de proteínas magras, grasas saludables y buena variedad de verduras, hortalizas o algo de fruta.
Comenzaremos hirviendo la quinoa siguiendo las instrucciones del fabricante, aproximadamente 15 minutos. Escurrirmos y reservamos en un recipiente limpio. Cocemos los gambones, si están crudos, y reservamos.
Hacemos el aliño mezclando el zumo de lima y el chile en copos, el aceite y el sirope de arce. Añadimos la mitad del aliño a la quinoa y agregamos la cebolleta picada, los canónigos, los gambones, el aguacate en láminas y los tomates cherry partidos por la mitad. Salpimentamos al gusto y echamos el resto del aliño. Espolvoreamos con el cilantro fresco picado.